Fortalecimiento de saberes sobre derecho a la tierra y el territorio en Fonseca La Guajira y Ciénaga Magdalena

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Grupo participante de Fonseca, Guajira. 

Por: ENI/Colombia

“Para mi la tierra es un derecho humano y además un recurso necesario para llevar a cabo nuestros planes de Vida, que nos facilita no sólo el espacio sino los recursos para adquirir una calidad de vida digna”, esta es la respuesta de Quenelma en una  de sus producciones de aprendizaje durante los Procesos Formativos en Tenencia de la Tierra promovidos con líderes y lideresas de Fonseca La Guajira  y de Ciénaga Magdalena, en el Caribe Colombiano.

Durante noviembre de 2020 y marzo de 2021 la FAO junto a la ILC América Latina y la ENI Colombia,  promovieron dos espacios de formación que contaron con cuatro módulos de trabajo, en los que se abordaron temáticas relacionadas con el derecho a la tierra y el territorio de las comunidades rurales, como políticas en Colombia y a nivel internacional asociadas a la Gobernanza de la Tierra; derechos de las mujeres rurales;  ordenamiento asociado con el plan de ordenamiento social de la propiedad rural; y  rutas y  herramientas para darle solución o gestión a casos tipo, relacionados con la tenencia de la tierra.

El proceso tenía por objetivo, a partir del intercambio de saberes, aportar a esta exigencia del derecho a la tierra y el territorio y a la gobernanza de la tierra. Que se tejiera un diálogo de saberes entre facilitadores y lo que las comunidades ya conocen a través de su experiencia. Fortalecer sus capacidades” explicó Maria Camila Barrera, delegada de la ENI/Colombia en el equipo coordinador.

 

La Ruralidad y el desafío de la formación virtual

Grupo participante de Ciénaga, Magdalena.

 

El proceso formativo estaba pensado para la presencialidad, pero la pandemia obligó al equipo coordinador a ajustar metodologías y fue así como en común acuerdo con los y las participantes se desarrollaron diversidad de estrategias virtuales que permitieron el diálogo e intercambio de saberes y experiencias en cada municipio.

Desde diferentes comunidades y procesos colectivos rurales llegaban audios, escritos, fotos y videos en el que los y las participantes compartían sus experiencias y análisis frente a las tareas de cada módulo. Este material se compartía con sus compañeres y eran revisados por el equipo de tutoría; “Las tareas eran revisadas cuidadosamente. La devolución señalaba aspectos importantes de cada tarea. Nos interesaba que todes pudieran escucharse y sentirse reconocidos” continúa relatando María Camila.

Las temáticas eran analizadas a la luz de la experiencia de cada participante y los encuentros eran enriquecidos con los relatos sobre los procesos locales.  Un claro ejemplo lo vemos en un audio de WhatsApp de la tarea de Arelis desde Fonseca, quien  señala: “En mi comunidad, pues nosotras somos invisibles por ser mujeres, no tenemos acceso a los medios de producción. Muchas veces optamos por no decir nada o huimos de la situación. Nosotras las mujeres rurales, somos mujeres sin tierra que trabajamos en fincas, hacemos un trabajo pero no recibimos un pago, le llamamos trabajo invisibilizado. Otras reciben menos de la mitad de un salario. Las mujeres estamos siendo asesinadas por nuestra lucha por la tierra. Nuestra participación es muy importante, somos el pilar del movimiento”.

 

Los aprendizajes

Durante uno de los encuentros presenciales conversando sobre tierra y territorios.

 

Durante el mes marzo este equipo de defensores de la tierra y el territorio tuvo la oportunidad de encontrarse presencialmente para su graduación; además de compartir sus aprendizajes y valoraciones del proceso.

Conjuntamente resaltaron como estos encuentros, el material de trabajo y metodologías, habían facilitado el intercambio de saberes y les había acercado de manera crítica y contextualizada al derecho a la tierra. Así lo reconoce Álvaro desde Fonseca: “pudimos conocer los tres poderes de la tenencia de la tierra, por ejemplo el uso, el goce y la disposición. He logrado entender para qué es la tenencia de la tierra y como es la forma de hacer su debido uso, y el goce. Y a la vez la disposición”. Álvaro y demás participantes consideraron importante asumir el compromiso de llevarle a todas las comunidades lo aprendido en cuanto a los Acuerdos de Paz, y la Reforma Rural Integral.

Tarea de una de las participantes durante el segundo módulo

Por su parte Angelica, otra participante, resaltó que este proceso permitió reconocer la lucha histórica que ha liderado el campesinado por el acceso a la tierra y las condiciones para trabajarla y producir alimentos: “Ha sido muy importante conocer aspectos que como comunidad se ha venido batallando y el campesinado hemos venido trabajando por conseguir un terreno en el cual se pueda labrar la tierra a menores costos y que se pueda garantizar la soberanía alimentaria tanto de la familia como del entorno. Ha sido significativo y empoderarnos de ese conocimiento sobre esos derechos que tenemos” explicó.

Para ENI/Colombia la formación sigue siendo un espacio que se convierte en elemento dinamizador de la lucha por la tierra, y es muy importante para las comunidades y organizaciones rurales que han sido invisibilizadas y padecen la desigualdad social. Estos procesos dejan ver la importancia de seguir trabajando en la construcción y cualificación colectiva de las reivindicaciones y exigencias de los pueblos frente a la gobernanza de su tierra y sus territorios.

 

 

 

 

 

 

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