Semillas criollas, alimentación y medio ambiente sano

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La recuperación, conservación, multiplicación y protección de las semillas criollas y nativas es una tarea urgente para sostener la vida del planeta.  En Colombia, históricamente las comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes han cumplido un papel protagónico en esta tarea, aportando así en la alimentación de gran parte de la población y en la conservación de los recursos naturales.

En la región de los Montes de María, estas prácticas ancestrales de conservación de la semilla criolla se han puesto en riesgo desde la llegada de la revolución verde con sus paquetes tecnológicos, pasando por  las leyes antisemillas que se han promulgado en los últimos años que criminalizan ésta práctica cultural.

En el caso de Maríalabaja, en las partes planas y menos quebradas, es evidente como la introducción de semillas hibridas y variedades importadas por las casas comerciales ha puesto en riesgo la seguridad y soberanía alimentaria de sus habitantes. En medio de esta presión, en la zona de la alta montaña aún es posible encontrar comunidades campesinas que en su producción agrícola usan semillas criollas y nativas; es así como en esas fértiles tierras  aún se puede apreciar el maíz blanco y amarillo, el frijol negrito,  más de seis (6) variedades de arroz criollo, otras tantas de ñame y yuca, tomate mano de tigre y bola de gato, ají, berenjena, forestales como el campano negro, guácimo, trupillo dividivi y  diversidad de frutales.

Es por ello que la Corporación Desarrollo Solidario desde las diferentes propuestas productivas y organizativas que acompaña ha asumido el reto de contribuir en la conservación y multiplicación de semillas criollas y tradicionales. Actualmente de la mano con los participantes de la escuela de agroecología, se creo un vívero que está ubicado en el Centro de Desarrollo Campesino – CEDECAMPO- en el que se encuentran más de 6.000 variedades de plantas alimenticias, maderables y medicinales propias de la región. De igual manera se promueve el uso de semillas tradicionales en la producción agrícola de las parcelas familiares y comunitarias con las que trabajamos.

Sin embargo es urgente realizar un inventario de las semillas de la región,  fortalecer una red de conservadores de semillas criollas tradicionales en los Montes de María, y lograr que las políticas de desarrollo rural que se implementan en la región reconozcan la importante labor que cumplen las comunidades rurales en la protección de la semilla y por ende en la garantía del derecho a la alimentación y un ambiente sano. Ratificamos entonces la necesidad de una agricultura campesina, étnica, diversa y agroecológica.

Fotos: Margarita Restrepo, Duvan Caro.
CDS